Debate sobre iluminación
Como hemos observado en
los informes técnicos, la luz natural puede llegar a cuantificarse, permitiendo
conocer la iluminación que incide sobre una superficie. Para calcular la luminancia,
la cantidad de luz que percibimos, sólo necesitamos un flujo luminoso y las
cualidades de los materiales sobre los que la luz incide.
En un principio,
podríamos limitar el estudio de la luz natural a su cuantificación,
determinando la cantidad de lux que inciden sobre una superficie. No obstante,
la variabilidad de la luz del Sol produce una percepción siempre mutable de la
arquitectura, que evoca más a la calidad de la luz que a su cantidad. En este
punto, la luz natural deja de ser un recurso prosaico de las investigaciones
científicas para convertirse en un elemento que genera percepciones variables
de la arquitectura.
Esta interpretación poética
de la luz se observa en los experimentos desarrollados en los cursos de verano
de la Universidad de Florida, donde utilizando modelos a escala y mediante la
simulación de la luz natural, reproducen la interacción entre el espacio y la
luz, provocando una percepción siempre variable.
Tras releer el Daylighting
de Hopkinson et al. (Manual técnico indispensable para el estudio de la luz
natural) y ver el video desarrollado por el curso de verano Daylight Thinking
2012, no dejo de pensar en las dos vertientes de estudio sobre la luz natural;
¿es un elemento que debemos cuantificar? ¿O por el contrario es sólo el medio
para crear la percepción de la arquitectura?
En mi humilde opinión, considero
que más que dos vertientes yuxtapuestas, la cuantificación de la luz, necesaria
para determinar un confort visual, es complementaria al estudio poético de la
misma, pues creo que tan necesario es percibir la belleza de las cosas como
verlas bien.
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